MEDIO AMBIENTE

El Ceibo: Una joya natural de argentina

El árbol de Ceibo, reconocido por su esplendorosa flor, ha conquistado los espacios verdes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de toda Argentina. Esta especie autóctona, cuya belleza es inigualable, se encuentra principalmente en áreas cercanas a cursos de agua, pantanos y lugares húmedos.

Desde su temprano cultivo en plazas, parques y paseos, el Ceibo ha dejado una huella imborrable en el paisaje argentino. Gracias al Decreto Nº13.847/42 del Poder Ejecutivo Nacional, esta majestuosa flor fue honrada con el título de Flor Nacional.

Originario de América, en particular de la región litoral de Argentina, Uruguay (donde también es la flor nacional), Brasil y Paraguay, el Ceibo florece a orillas del Paraná y del Río de la Plata. Además, puede encontrarse en las proximidades de ríos, lagos y zonas pantanosas.

El nombre genérico de esta flor es Erythrina, proveniente del griego “erythros”, que significa “rojo”, en referencia al color de sus flores. Su denominación específica, “crista-galli”, alude a la semejanza del tono de las flores con la cresta de un gallo. Cabe destacar que estas flores también se utilizan para teñir telas.

Este majestuoso árbol puede alcanzar los veinte metros de altura, con un tronco robusto y consistente. Su madera, de tonalidad blanca amarillenta y notablemente suave, es elegida para la fabricación de elementos livianos. Aunque se desarrolla como arbusto en la ribera de los ríos, su presencia se destaca.

La flor del Ceibo florece entre la primavera y el otoño, y para su siembra se recomienda hacerlo durante la primavera, cuando las condiciones son óptimas.

¿Cómo se llegó entonces a declarar al Ceibo como Flor Nacional en 1942? En el año 1910, conmemorando el centenario de la Revolución de Mayo, un grupo de biólogos, entre ellos Ángel Gallardo, Eduardo Holmberg, Miguel Lillo, Juan Domínguez y Cristóbal Hicken, presentó una propuesta al Gobierno para elegir una flor que representara a Argentina.

En 1928, una publicación llevó a cabo un relevamiento en el que participaron alrededor de ocho mil personas, quienes eligieron a la magnolia como flor nacional. Sin embargo, Martín Doello Jurado, en aquel entonces director del Museo de Historia Natural, rechazó el veredicto al considerar que no se trataba de una especie autóctona.

Dos años más tarde, el diario “La Razón” realizó otra encuesta en la que participaron más de veinte mil personas, y el Ceibo fue la elección predominante.

En 1941, el Gobierno y el Ministerio de Agricultura crearon una Comisión Nacional encargada de determinar qué flor reunía las características necesarias para representar al país. Un año después, mediante el Decreto Nº13.847, las autoridades nacionales establecieron que el Ceibo se convertiría en la Flor Nacional de Argentina, en un reconocimiento a su belleza y a su arraigo en la cultura y el paisaje argentino. Desde entonces, el 22 de noviembre se conmemora el Día Nacional del Ceibo, celebrando este tesoro natural que merece ser admirado y preservado por las generaciones presentes y futuras.

Esta distinción resalta la importancia de valorar y proteger la flora autóctona, en línea con los esfuerzos gubernamentales y las iniciativas privadas destinadas a conservar y promover la riqueza natural de nuestro país. El Ceibo, con su imponente presencia y su historia como Flor Nacional, continúa siendo un símbolo de identidad y una muestra de la diversidad y la exuberancia que nos regala la naturaleza argentina.

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