Una y otra vez, la naturaleza nos muestra de la manera más cruda y triste que hemos hecho muy mal las cosas y las casas. Especulamos sin orden ni concierto, construimos en terrenos que no nos pertenecen, robamos a la naturaleza lo que nos beneficia a corto plazo sin calcular las consecuencias. Solo buscamos las ganancias inmediatas y, ay, un día esa naturaleza se cabrea, nos pone en nuestro sitio, nos expulsa de su propiedad y nos ponemos a llorar. Quisiera saber cuándo aprenderemos a respetarla. Me parece que nunca.
Félix Moreno Quevedo, Almansa (Albacete).
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